miércoles, 5 de enero de 2011

Año nuevo, fobias viejas

Respire hondo y arme el bolso. Si, aunque nadie lo crea me fui a pasar fin de año a San Nicolás.
Claro que para la mayoría de los mortales un viaje de 3 horas en auto (o menos) no es nada, pero yo estuve con un dolor asesino de estómago durante todo el día. Creía que se iba a cortar la luz en mi casa, considere un incendio, una inundación, algo pudriéndose y dejando un olor nauseabundo. Como si todo eso pudiera pasar en 3 malditos días.

A algunas personas hacía mas de diez años que no las veía. A otras directamente no llegue a cruzarlas. 3 días no son suficientes si tenes tanta gente para volver a ver.

La pasamos genial, este fue el primer año nuevo que pasabamos allá. La única cagada es que no pudo venir mi hermano. El muy boludo se fué a una pileta el día anterior y se descompuso, con lo que no pudo viajar.

Es increible ver los fuegos artificiales en el horizonte, con el campo en el medio y sin escuchar un solo ruido. Ver las estrellas en el cielo como no podemos verlas acá.

La tarde del 31 teníamos tanto calor que nos fuimos a la pileta. Ni crean que sentí algún tipo de remordimiento a la hora de ponerme la malla. Esta gordita se calzó la tankini fuccia y se tiró cual patito a la pileta. La cagada fue que el patito de mi hija no soportaba verme agarrada al borde y me llevó de excursión hasta donde no hacía pie. No me pregunten como una criatura de 13 años puede hacerlo, pero lo hizo. Y a mi me agarró tal ataque de nervios que me tuvieron que venir a rescatar.
De todas maneras en un desperdicio de valor me animé a tocar el fondo, metí la cabeza abajo del agua y hasta me moví dentro como una tierna ballena.

El 1 mi hija se fue con su abuela para Tucumán, así que aprovechamos esa noche e hicimos un paseo hasta la virgen y compramos un par de boludeces. A la noche cervecita en el jardín con hamburguesas y pizza. Una mal vida como se pueden imaginar.

Al día siguiente nos tocó ir al río. Ya los tenía podridos con mis ganas de ir allá. Y fue una suerte, porque la pasamos de 10.
Después de sacarnos el barro de las tetas (al menos yo tenía barro hasta en ese sector) subimos la perra al auto y emprendimos el viaje de vuelta.

Fue un principio de año diferente, sin mi hermano y es la primer fiesta que no pasamos juntos. Eso se sintió bastante, pero el resto de los presentes hicieron el momento un poco mas llevadero.
Tanto que cuando tenga vacaciones me voy de nuevo. De última tomo algo para los nervios y me vuelvo a subir al coche.

1 comentario:

Vivencias dijo...

Ja te cuesta arrancar pero bien que lo disfrutas!
Es como la montania rusa, te da miedo puteas, y puteas pero no podes dejar de subir.
Besos
Te quiero amiga!