lunes, 13 de diciembre de 2010

Iglesia

Realmente no soy una persona muy emotiva, y la iglesia no me saco una lágrima. Pero #ponele que estuvo bueno.

Hay un par de anécdotas previas a la ceremonia, como siempre.

Mi abuela llego con anteojos de sol y no había manera de sacárselos. Dice que esta vieja y no quiere salir en las fotos con las arrugas. Abu, con los lentes las arrugas se te notan igual y encima parecías una mosca.

Mi tía conoció a mi hermanita. Ella está peleada con mi viejo y no conocía a la beba, me la tuve que robar para que la vea por única vez y se pueda sacar una foto. Como la beba no me conoce no paro de llorar, así que en la foto salió con cara de loca y llena de mocos.

Vi los vestidos de mi prima y su cuñada. No daba 2 mangos por su buen gusto y criterio y no me equivoque. El de una era muy corto y el de la otra parecían 3 bolsas de consorcio agarradas con abrochadora. En fin, eso demuestra una vez más que conozco a mi familia como la palma de mi mano.

Como no iba a volver a armar bolsitas de arroz la deje a mi tía que saque de su cartera el paquete y los volvimos a atacar. Otra vez espere que todos terminen de tirar y los hice comer arroz. Todavía se lo deben estar sacando de los ojos.

Y la última, el anillo no le entro a mi hermano, a pesar de que mi hermana lo agrando 2 veces. Se ve que mi hermano también se agrando en este tiempo. Igual con mucha cancha la mujer se lo puso hasta la mitad del dedo y nadie noto el detalle. Ni nosotros que estábamos pendientes del detalle.

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